Eficiencia hídrica en cultivos de clm: riego de precisión para maximizar rendimientos

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En Castilla-La Mancha, el agua no sobra. Y lo sabemos todos los que trabajamos el campo. La escasez hídrica, los veranos largos y la variabilidad de lluvias hacen que regar bien no sea una opción, sino una necesidad. Ya no se trata solo de tener agua, sino de usarla con cabeza.

Ahí es donde entra el riego de precisión. Una herramienta cada vez más presente en los cultivos de CLM, que permite aplicar el agua justa, en el momento exacto y en el punto que realmente lo necesita la planta. Nada más. Y eso, lejos de reducir la producción, la mejora.

En este artículo te contamos en qué consiste, qué beneficios reales ofrece y por qué muchos agricultores ya están dando el paso. Porque regar menos no significa producir menos. Significa regar mejor.

Qué es el riego de precisión (y en qué se diferencia del convencional)

El riego de precisión no es un sistema nuevo, pero sí una forma distinta de entender cómo usamos el agua en la finca. Se basa en una idea sencilla: darle a la planta justo lo que necesita, ni más ni menos, y hacerlo en el momento oportuno, según su fase de desarrollo y las condiciones del terreno.

Esto se consigue combinando distintos elementos:

  • Sensores de humedad en el suelo, que te dicen cuánta agua hay disponible realmente.
  • Estaciones meteorológicas, que ayudan a prever riegos según temperatura, viento o lluvias.
  • Sistemas de control remoto o automatizados, que permiten activar o ajustar el riego desde el móvil, el ordenador o incluso de forma programada.

La diferencia con los métodos más tradicionales —como el riego por inundación o incluso el goteo continuo sin control— está en el ajuste fino. Con el riego de precisión, no se riega por calendario, se riega por necesidad real.

Esto no solo ahorra agua. También evita estrés hídrico, mejora la absorción de nutrientes y, en muchos casos, reduce enfermedades causadas por exceso de humedad.

Beneficios del riego de precisión en Castilla-La Mancha

En los cultivos de CLM, donde cada gota cuenta, aplicar esta tecnología puede marcar la diferencia entre una campaña buena… y una regular.

El primer beneficio es el ahorro de agua, y aquí no hablamos de un 5 o un 10%, sino de reducciones de hasta un 30-40% en muchos casos, sin perder producción. Todo depende del tipo de suelo, del cultivo y de cómo se diseñe el sistema, claro. Pero el ahorro es real y sostenido.

En segundo lugar, mejora el rendimiento. Cuando una planta tiene el agua justa en el momento clave (brotación, floración, engorde del fruto…), responde mejor. Se estresa menos, absorbe mejor los nutrientes y mantiene la producción más uniforme. Eso se traduce en más kilos por hectárea y, sobre todo, en calidad.

También mejora la eficiencia energética. Si usas menos agua, necesitas menos horas de bombeo. Y si el sistema está bien automatizado, puedes evitar regar en las horas más caras o cuando hay menos presión.

Y por último, pero no menos importante: mejor sanidad del cultivo. Muchas enfermedades fúngicas o problemas de raíz vienen por exceso de humedad mal gestionada. Con riego de precisión, eso se reduce notablemente.

¿Qué cultivos se benefician más del riego de precisión?

Aunque el riego de precisión puede aplicarse en casi cualquier cultivo, hay algunos donde sus ventajas son especialmente evidentes. En el caso de los cultivos de CLM, los que más partido sacan son los leñosos y los cultivos permanentes.

Viñedo, almendro, olivar y pistacho son los grandes protagonistas. ¿Por qué? Porque son cultivos que responden muy bien a la gestión ajustada del agua. No necesitan grandes cantidades, pero sí un riego bien dirigido, sobre todo en momentos clave del ciclo: floración, cuajado, engorde y maduración.

También en hortícolas de verano como melón, sandía o tomate de industria, el riego de precisión permite evitar encharcamientos y controlar mejor la humedad del bulbo radicular. Esto mejora la uniformidad de la producción y reduce problemas sanitarios, como botritis o asfixia radicular.

En zonas con suelos de baja retención o alta evaporación —muy comunes en Castilla-La Mancha—, estos sistemas permiten ajustar los ciclos de riego de forma más eficiente, evitando pérdidas por lixiviación y mejorando el aprovechamiento del agua y los fertilizantes.

Costes, retorno y mantenimiento: lo que hay que saber antes de instalar

Mira, te lo explico como lo hemos visto en más de una finca por aquí. Pongamos el caso de un agricultor que tiene unas 10 hectáreas de pistacho en regadío.

Hasta hace poco regaba con un sistema de goteo convencional, sin sensores ni automatización. Cada semana programaba el riego por horas, más o menos a ojo, y cuando había dudas, tiraba por exceso, como suele pasar.

Hace un par de campañas decidió probar con riego de precisión. Instalaron sensores de humedad a distintas profundidades, una pequeña estación meteorológica y un programador que puede manejar desde el móvil. Nada fuera de lo normal, pero bien pensado para su finca.

La inversión fue de unos doce mil euros. No es poco, pero en los dos primeros años ya lo ha notado. Solo en agua y luz se está ahorrando unos tres mil euros al año.

A eso hay que sumarle menos tratamientos fitosanitarios —porque tiene menos problemas de hongos— y una mejora de producción, sobre todo en años secos. Dice que ha ganado entre un 8 y un 10% más de rendimiento en algunos sectores.

Y lo más curioso: no se ha complicado la vida. El mantenimiento es mínimo, una revisión al año, y lo usa desde el móvil como si fuera una aplicación más.

Lo importante fue que alguien le ayudó a diseñar el sistema bien desde el principio, pensando en su tipo de suelo, en la pendiente, en el tipo de árbol y en la edad del cultivo.

Al final, no se trata de gastar por gastar. Se trata de invertir para dejar de perder. Porque si puedes saber con datos cuándo y cuánto regar, todo lo demás empieza a mejorar solo.

No se trata de regar menos, sino de regar mejor

Aquí en Castilla-La Mancha, el agua ya no se puede permitir caprichos. Y eso lo sabemos todos los que trabajamos la tierra. El riego de precisión no es una moda ni un lujo. Es una herramienta para adaptarse a lo que viene, para cuidar cada metro cuadrado y cada litro de agua.

Porque al final no se trata de regar menos. Se trata de regar mejor. Y cuando eso se hace bien, se nota: en la planta, en el bolsillo… y en la tranquilidad de saber que no se está desperdiciando ni una gota.